Valla paisaje, árboles y brisa en soledad; y guarda un silencio o unos dos quizá, una mirada escondida y un suspiro sin razón. El cielo arde, más no bajo las nubes verdes; antes de descanzar la humanidad en la ancha alfombra, saca la lengua a los cielos, cerrando los ojos y guardándose un rayito de sol...
Se sienta, toma un lápiz y se ahorra las miradas que le tratan de extraña. Aún queda mucho por esperar...
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